Muchas de las «casas» de Bahía de Kino eran de cartón. Las familias vivían hacinadas con un alto riesgo de contraer enfermedades por las picaduras de animales, además de la facilidad que tienen estos habitáculos de ser pasto de las llamas. Las mujeres y los niños son los más afectados. Con ellas se organizaron las misioneras, en pequeños grupos, para cambiar las construcciones de cartón por otras de material.
El proyecto sigue funcionando a lo largo de 30 años como Empresa Social de la Construcción. En la actualidad son más de 300 las familias que se están beneficiando de este proyecto, disfrutan ya de unas condiciones de vida más dignas. La fisonomía del pueblo ha cambiado, pues hoy en día la mentalidad de las personas está cambiando, ya que ahora sí ven como prioridad el tener una vivienda digna y segura, y al entrar a la comunidad ya no imperan las casas de cartón como en décadas anteriores.