Lucas 9,51-62
Seguir a Jesús no significa huir hacia un pasado ya muerto, sino tratar de vivir hoy con el espíritu que le animó a él. Se trata de vivir hoy «con el aire de Jesús» y no «al viento que más sopla».
Este seguimiento no consiste en buscar novedades ni en promover grupos de selectos, sino en hacer de Jesús el eje único de nuestras comunidades, poniéndonos decididamente al servicio de lo que él llamaba Reino de Dios.
Por eso, seguir a Jesús implica casi siempre caminar «a contracorriente», en actitud de rebeldía frente a costumbres, modas o corrientes de opinión que no concuerdan con el espíritu del Evangelio.
Y esto exige no sólo no dejarnos domesticar por una sociedad superficial y consumista, sino incluso contradecir a los propios amigos y familiares cuando nos invitan a seguir caminos contrarios al Evangelio.
Por eso, seguir a Jesús exige estar dispuestos a la conflictividad y a la cruz, estar dispuestos a compartir su suerte, a aceptar el riesgo de una vida crucificada como la suya, sabiendo que nos espera la resurrección. (Pagola)