DOS PREGUNTAS Y UNA INVITACIÓN

Juan 1,35-42

¿ QUÉ BUSCÁIS?

¿DÓNDE VIVES?

Jesús invita:  VENID Y LO VERÉIS.

A la pregunta de los discípulos, Jesús no contesta con normas, reglamentos, razones especulativas. Contesta con una invitación: VENID Y VERÉIS. Y ¿Qué vieron? ¿Qué sintieron? ¿Qué palparon?  ¿Qué experimentaron? El texto no dice nada. Pero lo que sucedió fue que, a medida que caía la tarde y el sol se iba ocultando por las montañas de Judea, cada vez se les hacía más difícil arrancarse de su PERSONA. Estamos en el desierto. Allí Jesús no podía ofrecer nada: ni casa ni apenas alimentos. En la desnudez del desierto sólo podía ofrecer su presencia, su cercanía, su hechizo, su misterio, su atracción irresistible. Por eso, “se quedaron con Él”. Los cristianos nos jugamos todo a una sola carta: Jesús. Cuando buscamos otra cosa nos equivocamos.