(Lc 10, 1-12.17-20)
Jesús envía a sus discípulos por las aldeas de Galilea como «corderos en medio de lobos». También hoy nuestra sociedad está atravesada por toda clase de conflictos y enfrentamientos. Sin embargo, no necesitamos entre nosotros más lobos, sino más corderos. Cada vez que alimentamos la agresividad y el resentimiento, o lanzamos ataques que hacen más difícil el mutuo entendimiento, estamos actuando contra el espíritu de Jesús.
Lo «primero» que han de comunicar los discípulos al entrar en una casa es: «Paz a esta casa». La paz es la primera señal del reino de Dios. Si no introducimos paz en la convivencia, los cristianos estamos anulando de raíz nuestra primera tarea.
Otra consigna es más desconcertante: «No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias». Los seguidores de Jesús no llevarán dinero ni provisiones. Todos podrán ver en su manera de vestir y de equiparse su pasión por los últimos. Lo sorprendente es que Jesús no está pensando en lo que han de llevar consigo, sino precisamente en lo contrario: en lo que no deben llevar; no sea que se distancien demasiado de los más pobres.
¿Cómo se puede traducir hoy este espíritu de Jesús en la sociedad del bienestar? Cada cual hemos de revisar con humildad nuestro nivel de vida, nuestros comportamientos, nuestras palabras y nuestras actitudes.