Ekumene. Lubumbashi. RD CONGO
Jn 20, 1-9
*Creer en el Resucitado es resistirnos a aceptar que nuestra vida es solo un pequeño paréntesis entre dos inmensos vacíos.
*Creer en el Resucitado es rebelarnos con rodas nuestras fuerzas a que los pobres queden olvidados para siempre.
*Creer en el Resucitado es confiar en que por fin podremos ver a los que vienen en pateras llegar a su verdadera patria.
* Creer en el Resucitado es acercarnos con esperanza a todas las personas cansadas de vivir y de luchar, por distintas razones. Un día conocerán lo que es vivir con paz y salud total. Escucharán las palabras del Padre: «Entra para siempre en el gozo de tu Señor».
*Creer en el Resucitado es no resignarnos a que Dios sea para siempre un «Dios oculto» del que no podamos conocer su mirada, su ternura y sus abrazos.
* Creer en el Resucitado es confiar en que nuestros esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no se perderán en el vacío.
* Creer en el Resucitado es saber que todo lo que aquí ha quedado a medias, todo alcanzará en Dios su plenitud. Nada se perderá de lo que hemos vivido con amor o a lo que hemos renunciado por amor.
*Creer en el Resucitado es creer que un día escucharemos estas increíbles palabras que el libro del Apocalipsis pone en boca de Dios: «Yo soy el origen y el final de todo. Al que tenga sed yo le daré gratis del manantial del agua de la vida. Ya no habrá muerte ni habrá llanto, no habrá gritos ni fatigas, porque todo eso habrá pasado».