DOMINGO DE RESURRECIÓN

12 de abril del 33 d.c.
Tras el 3er día de la muerte de Jesús, éste resucita esperando encontrarse con todos sus discípulos y conocidos para darles la noticia; pero, cuando lo hace… “¿dónde estoy?” Se dice a sí mismo extrañado. Jesús se encontraba en una ancha calle completamente vacía rodeada de casas. Extrañado, comenzó a tocar a la puerta de una de esas casas. De repente, una voz que no sabía de dónde provenía le gritó: “¡Pero bueno!, ¿tú no sabes que existe el timbre? Y, además, ¿Qué haces en la calle?, te recuerdo que no se puede salir.” Jesús no entendía nada, y le preguntó a la señora: “¿Y por qué no se puede salir?” La mujer, confundida, le contestó: “¡Pues por el coronavirus!” “¿Coronavirus?” respondió él. “¡Claro! ¡La pandemia del COVID-19!”

Rápidamente comprendió que estaba en el futuro y decidió ayudar a todas las personas para que aquella situación se pasara cuanto antes. Tras un buen rato pensando, se le ocurrieron varias ideas: “Podría ir por cada casa de la ciudad dando mascarillas, o podría poner carteles por las casas animando a la gente para no rendirse, o… ¡mejor!, podría simplemente quedarse en casa para evitar la propagación del virus” Éstas fueron algunas de las ideas de Jesús, y al final, decidió la más sencilla y también la más efectiva
¡#QuédateEnCasa!

Carla Martínez Blanco-6º Primaria
Colegio Episcopal-Obra Misionera Ekumene