Frente al coronavirus, te propongo luchar por la coronavida.
Por una vida con corona, por una vida real, por una vida majestuosa y auténtica.
Por una vida que merezca la pena, que sea plena y sincera.
Tememos que un virus microscópico nos destroce la vida. Un virus invisible nos hace tambalear. Nos paraliza, nos provoca pánico e histeria.
Pero, ¿realmente qué tememos perder? ¿Nuestro bienestar?, del que nos quejamos cada día. ¿Nuestra salud?, que no valoramos. ¿Nuestro trabajo?, que no nos gusta. ¿Nuestra familia?, que no aguantamos. ¿Nuestro estatus social?, que nos asfixia.
¿Qué tememos?
El miedo implica pérdida de lo poseído o imposibilidad de alcanzar lo deseado.
Y, realmente, ¿qué poseemos? ¿Vale tanto?
Si es así, por qué nos quejamos cada día, cada instante. Por qué no sonreímos más, por qué no transmitimos felicidad a los que nos rodean.
Nuestra vida monótona de hace una semana, ahora nos parece un sueño. Realmente no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos.
Y si, aun así, tu vida te sigue pareciendo aburrida y sin horizonte, ¿qué te impide alcanzar tus sueños, tus deseos, tu sentido último? Si lo piensas serenamente, el miedo a fracasar.
Y por ello, debemos pararnos (ahora es el momento) y superarlo.
Cuando las circunstancias presentes cambien y desaparezcan las restricciones, demos el primer paso en nuestra nueva vida.
Nadie te puede juzgar. Eres libre y valiente para intentarlo. La felicidad implica intentarlo de corazón y entrega. El resultado importa menos, aunque ahora no lo creas. No siempre depende de ti.
El éxito no es duradero, ni el fracaso el final del camino. Lo importante es el coraje que pongas en tu propósito. El amor que sientas y transmitas en tus actos, que ofrezcas gratuitamente a tus personas cercanas.
La vida es corta y te ofrece momentos especiales para reflexionar y mejorar. Ahora estás en uno de esos momentos.
Corona con vida. Allí donde estemos y pase lo que pase seguimos cumpliendo nuestra misión: #educar para dar vida.
Luis Centeno
Secretario General Adjunto de Escuelas Católicas